Y en la soledad de tenerte cerca o lejos que más da. Yo quise reír y sin querer me puse a llorar. Siempre creyó que un disco duro era un disco de Metallica. Que las varillas del paraguas eran mágicas y los gemidos de las putas de verdad.
Dibujaba siempre su nombre en los cristales que daban al patio de luces de Nunca Jamás.
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