Las palabras de aquella noche se repetían en su cabeza una vez más.
Alzó la mano y agarró una copa de Vodka que yacía descansando en la mesa
que estaba frente a ella. Se la llevó a los labios y la saboreó, la
saboreó pensando en lo que podía haber sido y no fue. Pensando en lo que
había perdido, lo que su orgullo le había hecho perder. Sin dudarlo dio
un sorbo y se lo bebió todo de una vez, estaba segura de que se acababa
de beber todas sus ilusiones, todo lo que algún día la había hecho
vivir. Tenía miedo, aquello no lo iba a negar. Esta vida le parecía un
juego que tenía que ganar a toda costa, lo necesitaba para seguir
sintiendo que estaba viva. Pero, ya no estaba segura de nada ¿Y si no
estaba viva? Después de todo, ya no le importaba nada.
Volvió a llenar la copa, una vez más pero cuando se la iba a llevar a la boca una parte de ella le dijo que no lo hiciera y, aunque no quiso hacerle caso, el objeto resbaló de sus dedos y cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos. Estuvo, entonces, segura de algo: "La vida era como una copa de Vodka que puede caerse de tus manos en cualquier momento y destrozarse para siempre..."
Volvió a llenar la copa, una vez más pero cuando se la iba a llevar a la boca una parte de ella le dijo que no lo hiciera y, aunque no quiso hacerle caso, el objeto resbaló de sus dedos y cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos. Estuvo, entonces, segura de algo: "La vida era como una copa de Vodka que puede caerse de tus manos en cualquier momento y destrozarse para siempre..."

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